Close
Una iniciativa de Gritemos con Brio

31 de mayo de 2021

Todos Por la Educación entrevista a Juan Quintero: Un profesor que desde Mérida inspira y siembra futuro.

Todos Por la Educación entrevistó a Juan Quintero Niño, quien tiene 29 años y actualmente es estudiante de medicina en La Universidad de los Andes, en Mérida Venezuela. Ha sido reconocido en dos oportunidades como ciudadano meritorio del municipio Libertador en Mérida, y una vez con una máxima distinción a los ciudadanos con “La Cruz al Mérito” por sus aportes como activista por los derechos humanos. 

Actualmente se encuentra impartiendo clases de forma voluntaria a niños que en medio de la pandemia no han podido continuar sus estudios en el sector Los Curos, sector del municipio Libertador del estado Mérida. Frente a esta labor el equipo de prensa logró contactarlo para profundizar sobre la misma y visibilizar este caso inspirador en medio del contexto que vive el país y el sector educativo venezolano.

¿Por qué decidió impartir clases de forma particular y gratuita a los niños? 

Decidí impartir clases, porque siempre he sentido una necesidad imperante de contribuir a mi comunidad. Desde los 9 años de edad estoy vinculado al trabajo comunitario, enseñaba a otros a dibujar incluso gente adulta. Esta iniciativa particular nace en la cuarentena por Covid-19 donde se acentuó la crisis educativa. 

Esta idea empieza porque tengo sobrinos que no entienden matemática de una guía enviada por profesores en una versión “en línea” por whatsaap o correo electrónico sin más nada, esto les genera estrés, aumenta los conflictos de violencia en la familia porque los padres  les están exigiendo a niños, niñas y adolescentes cosas que estos mismos ni comprenden, además que la matemática la satanizan  tildándola de difícil, incomprensible o imposible, pero en nuestro día a día somos matemáticos.

Al ver que mis sobrinos no tenían un modo educativo pedagógico  a distancia amigable para que comprendan la matemáticas, me puse en el puesto de aquellos que estaban en la misma situación más allá de mi ámbito familiar y puse un aviso en mi casa de que se explicaba clases gratis de matemáticas entre primer grado a sexto año de bachillerato, además de física y química.

Empezaron a tocar la puerta de mi casa y me entero que el problema es aún mayor, personas cobran de entre 3-5$ dólares por resolver una guía de la semana (para el bachillerato) o tareas dirigidas de 2$ semanales por niño, y hay representantes que con empleos de sueldos mínimo y los bonos del carnet de la patria apenas ganan entre 6 y 7$ mensuales.  

Por su parte pude ver guías de docentes con errores inadmisibles, profesores que corrigen ejercicios de forma incorrecta, lo cual lleva a que los jóvenes sigan repitiendo las mismas fallas.

¿Cuántos estudiantes ha recibido hasta ahora?

Desde la cuarentena como unas  30  personas, invertía lo que llamo semilla futuro de hasta mínimo  1 hora explicando, en ocasiones duraba 3 y 4 horas para personas de bachillerato logrando que comprendieran un tema, un ejemplo es que el problema no es el método de Ruffini sino la multiplicación, operaciones con fracciones, método que deberían comprender en niveles de educación básica y el sistema corroborarlo. 

Desde hace dos semana estructuré un  curso básico de matemática en una unidad de aritmética y cálculo en seis módulos por 14 semanas, para progresar a otro nivel, asisten 16 niños, niñas y adolescentes de sectores tradicionalmente de riesgos como del sector Albarregas G,  Negro Primero, los bloques de la parte alta y del sector La Loma en el que los participantes deben trasladarse por senderos, cominerías y carretera de hasta 40min para llegar al módulo del curso en la parroquia, J.J Osuna Rodríguez  Los Curos en el municipio Libertador del estado Mérida, Venezuela. 

Este inicio ha sido difícil porque solo se cuenta con el apoyo emocional de la comunidad, en esta semana estábamos trabajando en un salón con dificultad de iluminación y sin pizarra, después nos cambiaron para otro que es más un depósito con una pizarra pintada en la pared que un salón para dar clase, los baños parecen los de un sitio de abandono post Chernóbil​, hay promesas de la alcaldía pero solo eso, promesas.

¿Cómo es la receptividad de sus estudiantes ante la iniciativa que usted ha tomado? ¿Qué le manifiestan sus representantes?

Apenas publiqué los afiches ya habían personas que se empezaron a inscribir. Hay niños y niñas que vienen de las clases que daba en la vereda de mi casa y el nivel de confianza tanto de estos como de representantes y comunidad es bastante receptivo, no me llaman profesor, con respeto me dicen “Juanchis” porque hay un ambiente de seguridad y aprendizaje basado en la confianza.

Hay niños muy animados, que se consiguen con  limitaciones dentro de su misma casa, me llaman llorando porque no pueden ir a la clase o ir a la vereda porque no les interesa a sus papás inscribirlos en el curso. Yo busco algunos niños pero a otros no puedo buscarlos, algunos le doy la cola en bicicleta, quisiera tener un autobús y pasarlos a buscar a todos, lo mejor de esta experiencia es que hay participantes que se animan entre sí.

¿Cómo evalúa actualmente el sistema educativo venezolano ?

Lo considero  un modo de esclavismo moderno en todos los niveles. La emergencia sanitaria intensificada con el Covid-19 en Venezuela, nos muestra que es insostenible el sistema educativo como va. Que no hay modo de ocultar los altos costos sociales que están afectando a las comunidades y  que las consecuencias son más graves para niñas, niños y adolescentes  desfavorecidos de grupos de poblaciones claves y yo no puedo quedarme en mi casa tranquilo, sin estar a un lado de las personas, apoyándolas, construyendo soluciones. 

A los niños, niñas y adolescentes de este país  no se les consultó, ni hubo parámetros medibles de la capacidad de estos para recibir clases a distancias o por TV, no los podemos excluir de un sistema que les pertenece y del que son parte.

¿Cree que el Estado se ha ocupado de forma correcta de la educación?

El Estado ha hecho un trabajo insuficiente en el sistema educativo, el impacto se evidencia con las denuncias de los medios y de organizaciones comunitarias en el que la deserción venía entre 20-30% para el 2018-2019,  con un aumento progresivo que supera el 50% en 2019-2020. Si a esto se le atribuye las deficiencias de los servicios públicos y la apreciación de que el 72% de los venezolanos califica la educación a distancia con niños y adolescentes como mala o deficiente según reportes de CECODAP, el problema educativo es mucho mayor en el que  hay un porcentaje de niños, niñas y adolescentes inscritos a los que le están respondiendo las guías de clases por WhatsApp  o email pero no estudiando.

¿Cómo pueden colaborarle los interesados en que usted continúe realizando su labor?

Los interesados pueden contactarme vía RRSS en Twitter o Instagram como @jquinteroni o por vía WhatsApp +58-426-7284895. Actualmente necesitamos insumos para elevar la bioseguridad de los niños, niños y adolescentes como alcohol, antibacterial, cloro, o tapabocas desechables. También nos hacen falta insumos para facilitar las clases como tizas o borrador de pizarra verde. A nivel de infraestructura requerimos bombillos para iluminación óptima.  Finalmente sería idóneo recibir colaboración de refrigerios dado que hay participantes que van  sin desayunar, cada aporte es una semilla, una siembra en niños, niñas y adolescentes que representan una tierra fértil. 

¿Cuál es su mensaje a los docentes venezolanos y a la juventud del país en estos tiempos ?

Mi mensaje para los docentes es que sí perdieron la pasión por la educación encuentre su pasión en otra cosa, que no sean cómplices de un sistema educativo desfasado, que no repitan lo que no les gustó de sus profesores sino que aporten constructivamente haciendo valer y sentir su criterio y autonomía. Para los jóvenes que quedamos en el país que aporten a sus comunidades que ayuden al niño, niña u adolescente del vecino que no entiende algo explicándoles de una manera amigable no haciéndoles las tareas sino enseñándoles de otro modo a comprender. Para quienes leen que construyamos proyectos y que le demos la cara a la crisis, que no sintamos que no hicimos nada sino que lo dimos todo.